sábado, diciembre 26

Entre el Atlántico y el Caribe

Si de recibir regalos o mirar a un lado,
se trata de trotar en este destierro,
morir dentro en ese mundo claro, calmado, destellante.
Ajeno, raro, incandescente bola de fuego,
de esa luciérnaga que cuelga en la ventana,
o de ese aire que nuevamente refresca,
de esa playa que ya pise, será llamada de nuevo.

Y el vidrio no sabe escoger que luz,
que si la fría, que si la cálida, que si la que refleje,
realmente no sabe cual es mejor,
de mi vieja recordando la realidad de los miserables,
que eran 2 libros del grueso de su humildad...

O crear delicias de cebollas con una lengua,
soltar media vida de incertidumbre y echar par de lágrimas,
inesperadas, sonrisas,
de un increíble tarjetero de ladrones,
que roban tu alma,
una llamada será la clausura,
noche en el frío del Atlántico.

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